La última misión

-¿Tienes cinco minutos?- me había fijado en ella desde lejos. Tendría unos treinta y tantos años y llevaba un chaleco de color verde manzana con un logo que no llegué a identificar. Como solía hacer, puse mi cara más amable y, sin detenerme, empecé a esquivarla.

-Perdona, voy con bastante prisa- Y cuando ya le había dado la espalda, escuché algo que me hizo pararme en seco.

-¿Por qué nos engañas, Leoncio?

-¿Nos conocemos?- le dije mientras trataba de hacer memoria.

-Tú no me conoces, pero nosotros a ti sí- 

Ese plural  que utilizaba me alarmó y me fui acercando a ella. Me di cuenta de que un poco más atrás se encontraba otro compañero con el mismo chaleco verde que estaba sentado detrás de una mesa portátil. Manejaba un aparato que parecía una cámara de vigilancia y que tenía una pequeña luz roja que se iba encendiendo en pequeños intervalos.

-Perdona, somos miembros de una compañía de Inteligencia Artificial que se llama IFG y estamos seleccionando a personas con un perfil específico para ofrecerles un trabajo y tú estás en la…

-Para, para, para- la interrumpí- ¿por qué sabéis mi nombre?

-No solo sabemos tu nombre, también dónde vives, tu situación familiar, tus parámetros médicos, las deudas bancarias…

-¡Esto es indignante! No tenéis derecho…-grité.

-Cuando sepas lo que te queremos proponer no pensarás lo mismo- añadió sin alterarse y sin que su sonrisa se borrara.

Entonces noté un ligero pinchazo en el brazo derecho. Me volví rápidamente pero mi cuerpo no respondía y caí desfallecido. Lo último que recuerdo, antes de perder completamente la consciencia, fue la estela de un coche que se detuvo a nuestra altura y cómo me introdujeron en el mismo las dos personas del chaleco que yo había confundido con voluntarios de Greenpeace. Empecé una nueva vida y me convertí en el protagonista de la última misión.

Deja un comentario

Soy Leoncio

«Pieles» recoge mis escritos en el Taller de Escritura Creativa de Mariano Gistaín en el curso 2023-24